FIRST HOUSE es un acercamiento a la idea de hogar y familia como un grupo de
remanentes, valiéndome de la instalación y apoyándome del transfer de fotografías del
archivo familiar sobre escombros de casas y transfers de vistas satelitales sobre tela
como una búsqueda desesperada por la ubicación geográfica de hogar, además de
utilizar material sonoro y la idea de escombro como familia.
remanentes, valiéndome de la instalación y apoyándome del transfer de fotografías del
archivo familiar sobre escombros de casas y transfers de vistas satelitales sobre tela
como una búsqueda desesperada por la ubicación geográfica de hogar, además de
utilizar material sonoro y la idea de escombro como familia.
Odio experimentar la sensación de querer ir a casa y tener que preguntarme qué, dónde o cuál es mi casa. No como un problema de orientación geográfica sino de orientación emocional.
Me da miedo cuestionarme sobre casa porque tendría que hurgar en recuerdos que he preferido dejar arrumbados, prefiero los signos de interrogación, las preguntas sin réplica, así duele menos que usar los recuerdos como respuestas. Si me obligaran a responder qué es casa tendría que buscar respuestas entre la piel herida de mi hermano abierta por los golpes de un cable. Si busco respuestas al cuestionamiento de cuál es mi casa tendré que ver a una niña de apenas tres años temblando de miedo y con un cinturón dirigiéndose hacia su cuerpo. Tendré que ser espectadora de un “juego de niños” en el que seis de ellos inmovilizan a una para retirarle su ropa y dejarla tirada llorando a mitad del patio de una escuela rural. Tendré que ver a un adolescente de 15 años siendo expulsado de su casa por defender a su hermana pequeña de su propia madre. Tendré que escuchar susurros aclamando “tu papá es peligroso, te quiere secuestrar”. Tendría que presenciar el llanto de una niña, siendo obligada a permanecer bajo la lluvia desnuda como castigo por llegar tarde a casa. Tendría que ser observadora de una madre arrancando a pedazos con unas pinzas el pelo del cachorro de su hija hasta provocar sangrado por haber cometido el pecado de haberla mordido. Tendría que contemplar a una madre que se dejó pulverizar por el tiempo, una madre en permanente letargo, una madre sin objetivos, una madre en espera, ¿en espera de qué? En espera de nada, en espera de la existencia, en espera de la incertidumbre. Y honestamente prefiero quedarme con la duda. No quiero hacer una búsqueda de hogar en un lugar que ya no contiene nada de mí más que fotos de la infancia bajo una escalera, llenas de polvo porque nadie las ha visto en años. Una madre decidió deshacerse uno a uno los objetos de sus hijos, incluidas sus camas, como si quisiera olvidar que alguna vez habitaron el mismo espacio que ella. Como si quisiera olvidar que alguna vez su útero entregó dos nuevos latidos al mundo, ¿qué quieres olvidar, madre? ¿Quieres acaso borrar mis ojos de tus recuerdos? ¿Has borrado ya mi voz? ¿Mi risa? ¿Mi llanto? ¿Sigue en tu memoria la piel de tu hijo? ¿El brillo de su cabello rizado bajo el sol? ¿Recuerdas aún como se sentía estrecharnos a ambos entre tus brazos? ¿O ya nos enterraste como a Mozart en el cerro, como a Dingo en un terreno baldío? De ser así dime dónde estamos sepultados, para sacarnos de ahí, para abrazarnos y decirle a esos dos pequeños que aunque parezca que no, todo va a estar bien.
Transfer de vistas satelitales sobre tela
Tamaños variables
Tamaños variables
Carrete de listón hecho a mano con poema escrito
4”x2”
4”x2”
Transfer sobre escombro
5”x3”x2”
5”x3”x2”
Transfer sobre escombro
5”x7”x2”
5”x7”x2”
Transfer sobre escombro
5”x8”x2”
5”x8”x2”